La caña es uno de los bares más emblemáticos de la Avenida de Logroño, está situado a la entrada del Parque Juan Carlos I de Madrid y es conocido por sus tapas, sus vinos, sus cervezas artesanas y, en general, por sus productos de calidad. La estética de este bar se reconoce a lo lejos por sus toldos y mesas con estampados de cebra y por el uso del blanco y negro en todo el local. El objetivo de este proyecto era representar la actividad su gastronómica manteniendo la estética que encontramos en todo el bar.
Inspiración
Para el proceso creativo, he tomado como referencia la obra de Brendan Monroe. Este artista californiano es un experto en el uso de blanco-negro y de la figura-fondo, haciendo que sus murales se conviertan en paisajes surrealistas y en ilusiones ópticas como los que puedes encontrar en el cuerpo de una cebra o en las microscópicas huellas dactilares, algo que encajaba a la perfección con el concepto de La Caña.
Identidad
Como una huella dactilar que se estampa sobre la fachada, esta propuesta tiene como premisa que cada bar es único, y por lo tanto cada uno tiene su propia huella. El resultado final de esta idea, junto a la representación gráfica de la cebra, generan los elementos que viajan hacia la entrada del bar y que van jugando con la figura – fondo creando ritmos y movilidad en una obra aparentemente estática.